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Títeres, un recurso para reír, soñar y aprender a cualquier edad

La palabra títeres probablemente nos trae recuerdos de nuestra infancia, al haber disfrutado un espectáculo o participado en un cumpleaños infantil donde estos personajes cobraron vida frente a nuestros ojos, con alguna historia entretenida.

A veces el desdibujado camino de la existencia nos permite descubrir otras habilidades que podemos explorar y disfrutar, ese es el caso de Karina Noya Iporre, que si bien terminó la carrera de Diseño de Interiores en la Universidad Mayor de San Simón en Cochabamba, nos cuenta cómo se acercó a la creación de títeres “Siempre me gustó fabricar, arreglar y/o transformar cosas. Antes de pensar siquiera en los títeres como profesión; por azares de la vida, construí un títere bocón, un tucán llamado Bonifacio, lo resolví muy orgánicamente, fue un momento que lo recuerdo con mucha alegría y paz, realmente me sentí en mi elemento. Creo que ese momento fue cuando la semilla de los títeres se plantó en mí. Después de un tiempo, aunque con muchas preguntas y miedo, en compañía de una amiga armamos espectáculos de varilla con el nombre de Luna Verde.”

La formación de Karina en cuanto a los títeres  es independiente, ya que siguió varios cursos y talleres con titiriteros de diferentes lugares, en búsqueda de una metodología propia. En 2005 empezó como solista con espectáculos de guante con la compañía “De Trapitos y Botones”, nombre que surgió mientras armaba su primera obra y observó los materiales con los que estaba trabajando y la versatilidad que tenían.

El camino recorrido junto a sus títeres la llevó a participar en el XIII Festival Juglares 2008 (Cosquin – Argentina) y el I Festival Internacional Chiloé 2009 (Castro –Chile), además de haber formado parte de varias versiones del Festival Internacional FIESTITITERES (Sucre – Bolivia) y el XX Premio Nacional de Teatro Peter Travesi Canedo en 2011  (Cochabamba – Bolivia) con “La Muela”,  obra que fue premiada.

 

Desde su experiencia nuestra entrevistada nos comentó “por lo general cuando oímos decir “títeres”, nos imaginamos niños jugando; porque tal vez para ellos resulta muy natural hablar con un muñeco. No obstante, los títeres no siempre fueron considerados para niños. En muchas culturas se armaban ceremonias con grandes espectáculos de títeres representado Dioses, o bien se hacían espectáculos callejeros como instrumentos de lucha contra los explotadores.”

Es así que los títeres siempre han tenido la capacidad de comunicarse ya sea con publico adulto, joven o infantil, mas allá de las diferencias que por supuesto existen. De un tiempo a esta parte los jóvenes y adultos se han ido formando una barrera de miedo: miedo a la burla, miedo a ser juzgados por inmaduros o miedo al error, entre otros; estos miedos se pueden romper modificando el lenguaje y el modo de presentación de acuerdo al caso.

Aunque la emergencia sanitaria y el limitado contacto entre grupos de personas, Karina considera que se podría crear videos y/o publicaciones con uno o varios personajes títeres en redes sociales y plataformas de comunicación virtual que promuevan el pensamiento crítico, para tomar decisiones acertadas.

La mayor parte de los talleres que ella animó fueron para voluntarios extranjeros, además de estudiantes que se formaban en parvulario, primaria  y pedagogía. Algunos de los temas que abordó fueron: construcción de títeres, elaboración de guiones, herramientas de confianza y trabajo en equipo.

La actitud de los participantes suele cambiar positivamente a medida que avanzan las sesiones, tal como lo vivió Karina, “por lo general los participantes se muestran reacios y tímidos al principio, poco a poco se ve el cambio, se forman grupos interesantes, empiezan a divertirse y abstraerse en los ejercicios, cuando concluye el taller los participantes se ven activos y propositivos. Una vez di un taller de construcción de títeres con material reciclado y antes de terminar la última clase, una profesora me llevó a su aula y me mostró que había recolectado más de 30 botellas desechables, para replicar el taller con sus estudiantes. Fue emocionante verla tan motivada.”

La manera de matizar las clases incorporando a los títeres podría darse empezando por captar la atención de manera efectiva, creando diálogos cortos y divertidos sobre cualquier tema utilizando uno o varios títeres, además se pueden hacer pequeñas intervenciones para reforzar el aprendizaje y al mismo tiempo crear un ambiente más relajado en clase,  siempre tomando en cuenta el lenguaje adecuado para dirigirse al público receptor.

Con la experiencia acumulada la creadora “De Trapitos y Botones”, comparte esta recomendación con aquellos educadores que quieran jugar y experimentar, “mi consejo seria que prueben con algún títere, que se familiaricen con él, que experimenten personalidades para ver con cual se sienten cómodos, que jueguen, charlen y se diviertan. El primer paso es animarse, los espectáculos… llegarán poco a poco.”

 

 

Estudio 21/ Alternoticias/ 8 – 10 -2020/ Nº 14

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